Hay una cosa que es muy cierta en el mundo laboral, mientras más grande sea el tamaño de una empresa, más importe será la política en la oficina. No todos somos políticos por naturaleza y, por ende, esto puede llegar a ser una barrera importante a saltar si deseas crecer en tu carrera profesional. He tenido muchos ex colegas que solían decir que no eran políticos o que la política no era su fuerte, que preferían decir las cosas como eran y ser como eran. Lamentablemente, la mayoría de ellos vieron su carrera truncada en un determinado punto o fueron eventualmente invitados a salir.
La política está ligada a nuestra capacidad de relacionarnos, comunicarnos y eventualmente influenciar para conseguir lo que necesitamos. Para mí, es como un paso más allá de lo que serían reglas de convivencia. O mejor dicho, es como una mezcla entre reglas de convivencia, respeto y por supuesto interés personal. Eventualmente, se entiende como reglas de juego en la empresa.
Seamos sinceros, si no hubiese intereses personales no habría política. Ser políticamente correcto es saber cómo expresarse, cómo comunicarse de forma que entregue un mensaje específico, dejando de lado las emociones u opiniones que pueda en realidad sentir o pensar. Es darle más importancia a lo que se puede obtener de una buena relación, que a una posición en particular. Si tienes un grupo que te reporta, es tal vez pensar un poco más en el bien de quienes dependen de ti que en ti mismo.
Cuando empezaba mi carrera, no tenía realmente acceso al círculo político de la empresa en que trabajaba (una gran corporación). Digamos que me dedicaba a mis responsabilidades y a cumplir mis objetivos. Si algo ocurría en la empresa, normalmente me enteraba a través de mi jefe. Debido a un repentino cambio en la estructura de la empresa, me vi de un día a otro reportando directamente a un VP del negocio (en esa época era un vendedor internacional). Como resultado de ello, me encontré asistiendo a reuniones de gerencia a las cuales nunca había tenido acceso.
Esta situación me permitió vivir y experimentar (entiéndase cómo ser políticamente incorrecto) la política en la empresa. Me tocó recibir varias duras lecciones (coaching hubiera sido muy útil en ese momento) y, por supuesto, me llamaron la atención muchas veces por las cosas que decía y la manera como las decía. En verdad ocasioné muchos problemas por mi forma de hablar.
Observando cómo mi jefa actuaba, logré percibir los sutiles detalles que hacían la diferencia al hablar. Sabía que ella tenía una opinión en particular sobre un tema, ya que lo discutíamos antes de una reunión de gerencia, pero luego al expresarse trataba de enmarcarlo de forma que sonase positivo (a pesar de ser en general un asunto negativo). Si era posible, decía cosas que hicieran ver o sentir muy bien al CEO. Obviamente, trataba de ganar puntos, para luego transformarlos en algún beneficio. Por supuesto, se hacían promesas que nunca se realizarían, pero se trataba de decir lo que otros querían escuchar.
Esa experiencia fue una dura curva de aprendizaje, pero eventualmente empecé a comprender las reglas de juego y a buscar estrategias que me permitirían posicionarme mejor en la empresa. Desde el momento que comprendes cómo funciona la política de la empresa, empieza el juego de tronos. Como mencioné al inicio, algunas personas gustan de jugar y empiezan a ganar estatus, relaciones, favores, ascensos rápidos, etc. Otras simplemente se mantienen al margen.
No tiene nada de malo ser político, de hecho, lo considero un arte. En el ideal, uno es firme a sus principios y simplemente usa la política para posicionarse mejor. Pero por supuesto, todos conocemos ejemplos de quienes usan la política para fines egoístas y a través de favores comprados son blindados en momentos de cambio, tienen mucha influencia en las decisiones corporativas o son ascendidos a puestos no merecidos.
Volviendo al punto inicial. El tamaño de la empresa determinará qué tan necesario será el volverse político para ascender. Eso no significa que en una empresa pequeña no exista política, también estará presente, pero como el número de personas es menor, no se hará notar tanto.
Me encantaría escuchar historias relacionadas con política en empresas pequeñas. Si deseas compartir alguna, por favor deja tus comentarios.
Como vemos, a lo largo de nuestra carrera puede ser necesario aprender a ser un buen político, el coaching es una excelente herramienta que puede ayudarte a comunicarte mejor y reducir así la curva de aprendizaje y evitar las malas experiencias que yo tuve que vivir. Si estás en un momento en tu carrera en la cual sientes que necesitas empezar a explorar este mundo, no dudes en escribirme vía la web o agendar una reunión.
Alexander Martinez




