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¡Me declaro en burnout!

Viví casi toda mi vida en Latinoamérica, y cuando me mudé a Holanda hace unos ocho años, noté por supuesto que muchas cosas eran diferentes en el mundo laboral. No solo me refiero a los horarios de trabajo, los tiempos de almuerzo o las largas vacaciones por las que se les conoce a los europeos, me refiero también a la cantidad de trabajo que las personas realizan durante la jornada laboral.

Es conocido que, en Latinoamérica, América y Asia la gente trabaja mucho. Algunas personas se ven en la necesidad de incluso tener dos trabajos (aparte del que espera en casa) para poder llegar a fin de mes. En el camino, incluso tienen que soportar maltratos o abusos de todo tipo. Sin duda, la mayoría sufre del agotamiento físico y mental que esta situación puede conllevar.

El asunto es que las personas que tienen que vivir estas circunstancias no pueden simplemente dejar de trabajar o sucumbir antes el estrés. Muchos no cuentan con un seguro de trabajo u otra fuente de ingreso, por lo que si desean alimentar a sus familias en casa deben continuar adelante y con ello lidiar con el estrés.

En los países europeos donde la calidad de vida es más alta, los trabajadores no aceptan fácilmente el tener que trabajar más de 8 horas, o que sus vacaciones (un tema casi sagrado en algunos países) sean menores a los 25 días calendarios. Pero además de eso, se cuenta con un seguro de trabajo, el cual protege al empleado ante enfermedades serias. Si en algún momento, el empleado siente que está trabajando mucho y se empieza a sentir agotado, entonces puede acudir al médico de la empresa y este medirá el nivel de su hormona cortisol (hormona que se usa como indicador del nivel de estrés). Si sus niveles de cortisol son altos, el médico puede declarar que la persona ha entrado en un cuadro de burnout, lo que quiere decir que está agotada por el estrés.

Como consecuencia de este diagnóstico, el empleado debe entrar en una etapa de recuperación. Por lo que no deberá trabajar, el tiempo de recuperación lo indicará el médico y puede variar entre semanas o meses. Conozco empleados que han estado en burnout durante casi un año. El médico hará un seguimiento e irá informando a la empresa en qué momento la persona está apta para reincorporarse al trabajo de forma progresiva. Durante todo el tiempo que se encuentre en recuperación el empleado continuará recibiendo su sueldo por parte del empleador, pues se considera que el empleador le causó un daño al empleado.

Pero yo tengo mi propia opinión sobre este asunto. Si bien estoy de acuerdo que se debe proteger al trabajador y evitar los abusos que se dan en otras partes, me parece que en ciertos casos se lleva al otro extremo. Hoy en día es muy común escuchar que un gran porcentaje de los trabajadores se encuentran en fuera de la oficina por burnout (es un tema muy delicado del que no se habla) y, como consecuencia, la empresa debe gastar en contratar personas temporales o repartir el trabajo entre los trabajadores que aún quedan. Esto conlleva a que cuando regrese el empleado, el colega que estuvo cubriéndolo tome la batuta y también se declare en burnout. Es un ciclo que no veo tenga solución.

Me pregunto, ¿cuál es el criterio para decir que una persona tiene mucho trabajo? La cantidad de cortisol que tenemos en la sangre fluctúa de forma importante durante el día y está muy ligado a lo que nos haya sucedido minutos antes de la medición y nuestro propio carácter, ¿será esta una manera eficiente para determinar si una persona está en burnout? ¿Es que en Europa los trabajadores son más sensibles al estrés? ¿O es simplemente que aquí se tiene la posibilidad de declararse enfermo y dejar de trabajar aun recibiendo paga?

Conozco personas que estuvieron largo tiempo recuperándose de burnout, pero que, en mi humilde opinión, no tenían tanta carga laboral o responsabilidades, pero sí tenían problemas familiares en sus casas (lo cual es en cierta forma ajeno a la empresa). Además, he escuchado historias de hermanos o amigos que se declaran en burnout al mismo tiempo (diferentes empresas) y que se van de viaje juntos por recomendación el médico para desestresarse. Todo eso deja una mala impresión sobre el tema.

Por su puesto, conozco otros casos en los cuales las personas sí tenían mucho trabajo y responsabilidades, nunca tomaron descansos, vivían con estrés al límite y por ende acabaron muy mal. Estas personas necesitaron muchos meses para recuperarse y, al volver a la empresa, ya no continuaron en el mismo puesto. Algunos incluso cambiaron radicalmente su forma de ver la vida y se dedicaron a cosas muy diferentes.

Como dije, este es un tema sensible y de seguro hay opiniones divididas. Lo que sí es cierto es que lidiar con estrés es un problema serio y bastante común entre ejecutivos. Antes de llegar al punto en el cual uno sienta que está por colapsar, es necesario hacer una pausa y ver cómo disminuir el estrés. El mismo mensaje es para los empleadores, el tiempo lo es todo, no deben esperar a que sus empleados colapsen y terminen en burnout.

En ese sentido, el coaching es una herramienta muy interesante que puede ayudar a descubrir maneras de lidiar con el estrés laboral, ya sea delegando tareas, manejando tiempos o mejorando las relaciones. Si somos capaces de desarrollar estas capacidades, podremos lidiar con el estrés de forma más efectiva y no llegar al punto de tener que declararnos en burnout.

Si te interesa saber más sobre cómo el coaching puede ayudarte a lidiar con el estrés, no dudes en contactarme vía la web o agendar una reunión.

Alexander Martinez

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