en otro artículo, en el coaching se sigue una metodología a través de la cual la persona (coachee) puede descubrir puntos que podría aprender o reforzar a fin de encontrar soluciones para los retos que su puesto de trabajo conlleva. En otras palabras, el coaching nos ayuda a crecer como profesionales. Pero hay que reconocer que el coaching no es una solución inmediata, requiere esfuerzo y compromiso, además de tiempo.
Existe otro término que, sin embargo, a pesar de ser muy similar, no busca el mismo objetivo, me refiero al mentoring. La verdad es que existen muchas personas que no logran diferenciar estos dos conceptos. Es más, muchos profesionales que se dedican a capacitar personas incluso llegan a pensar que es trata de lo mismo. Durante el tiempo que me preparé para ser coach ejecutivo, llegué a escuchar a muchos participantes reconocer haber estado practicando mentoring pero denominándolo coaching por muchos años.
Un mentor es una persona que busca aconsejar, orientar y ayudar al compartir no solo sus experiencias, contactos y conocimientos sino también su visión. Son personas que tienen un gran deseo de ver a otras realizarse. A diferencia de una sesión de coaching, en la cual se hacen preguntas buscando un momento de autorrealización por parte del coachee, en el mentoring es utiliza la experiencia para dar un consejo.
Las personas siempre querrán ayuda, ya sea en lo personal o en lo laboral, y a los humanos nos encanta aconsejar pues nos da una sensación de conexión e incluso de empoderamiento. Por lo tanto, nunca faltarán mentores. Seguramente conocemos a una persona en la empresa con muchos años de experiencia y que ha logrado grandes cosas e incluso ayudado a muchos a crecer dentro de la empresa.
El problema es que existen también mentores negativos y es difícil reconocerlos a primera instancia. Ellos también cuentan con mucha experiencia, contactos y conocimientos, pero pueden arrastrar malos hábitos (y no darse cuenta o no reconocerlos como tal) que también pasarán al mentee.
Felizmente, en mi carrera he conocido mayormente mentores positivos. Recuerdo uno en particular que, incluso sin recibir alguna indicación de RR.H, decidió programar tiempo cada semana fuera del horario de trabajo solo para asegurarse de orientar a un colega en particular que necesitaba ayuda. Incluso parecía que hubiera asumido como objetivo personal el lograr que este colega ascienda en la organización.
Existen mentores internos y externos. Como ya mencioné, un mentor interno sería alguien de la misma empresa, pero con mucha más experiencia y contactos, dispuesto a compartir lo que conoce con personas por lo general más jóvenes. Es normal que las empresas tengan como iniciativa el promover el mentoring interno, este por lo general no es pagado. Un mentor externo sería, en cambio, un profesional que comparte experiencias, conocimientos y sugerencias mediante un servicio de pago.
Yo considero que a pesar de que coaching y mentoring son conceptos relativamente similares, dado que el objetivo no es el mismo, no deberían confundirse. Es verdad que algunos coaches son o pueden ser además mentores, el cliente deberá evaluar que prefiere. Hay una cosa que es muy cierta, si hemos tenido la suerte de contar con un mentor positivo (no todos la tienen) en alguna etapa de nuestra carrera, de seguro hemos podido verificar los grandes beneficios de sus consejos. Un coach puede ayudar a un profesional a desarrollar o afinar su potencial, crecer y alcanzar sus metas, pero difícilmente igualará el cariño o cercanía de un buen mentor.
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Alexander Martinez
